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LA VOZ Y EL MARTILLO dentro de la programación de SEMINCI 2022

«La voz y el martillo. La película» participará en la 67 Semana Internacional de Cine de Valladolid, dentro de la sección Castilla y León en largo y se podrá ver el miércoles 26 de octubre, a las 22.00 h., en la Sala Fundos Fórum (Plaza Fuente Dorada). Las entradas, a 1 euro, están a la venta aquí.

Este audiovisual, que se podría enclavar en el género del docu-arte, ha sido  realizado por Ismael Aveleira, con dirección y guión de sus intérpretes: Víctor M. Díez y Rodrigo Martínez, integrantes del dúo caja baja, y producido por la Fundación Jesús Jesús Pereda de CCOO Castilla y León.

Se trata de una versión adaptada para la pantalla, basada en la pieza escénica homónima, que reflexiona sobe el mundo del trabajo desde una perspectiva ético-estética, con sus valores, sinsabores y controversias. Un compendio de textos, músicas y testimonios bajo una mirada antropoética y musical.

Enlace al tráiler.

La película también ha sido seleccionada para participar en el Maldito Festival de Videopoesía de Albacete, que se celebrará en noviembre. Se proyectará el jueves 3 de noviembre, a las 21:30 h., en la Filmoteca de Albacete (plaza del Altozano, 9).

SOBRE LOS DIRECTORES

Víctor M. Díez. Poeta, actor, agitador cultural. Es autor de una docena de títulos publicados, entre los que destacan los poemarios Evaporado va, Oído en tierra, Todo lo zurdo, La tarea contraria y el texto teatral Aquí en la tierra. Ha estado implicado en numerosas producciones teatrales y audiovisuales. Perteneció al pionero grupo de improvisación músico-poético SIN RED y es una habitual de la escena contemporánea. Ha sido responsable de la organización de múltiples programas en su faceta de agitador cultural. Trabajó durante ocho ediciones como redactor de SEMINCI (1987-1994).

 

Rodrigo Martínez, músico, floclorista experimental, es un indispensable de la escena musical leonesa, dedicándose al folk de manera singular, en grupos como TARNA o, anteriormente, Pandetrave, Reñoberu… Ha participado en producciones músico-teatrales como las cuatro estaciones de Cuatro de 4. y otras. Bajo el sello Música con tsume ha sido responsable colectivo de muchas grabaciones y recopilaciones relacionadas con el folk leonés. En su interés etnográfico por conocer de primera mano el acervo musical de nuestra tierra, en un amplio sentido, atesora un gran archivo de músicas y relatos recogidos por él mismo.

 

Ismael Aveleira. Licenciado en Historia del Arte y Técnico Superior en Realización de Audiovisuales. Ha sido becado por el Instituto Leonés de Cultura con la Ayuda a Jóvenes Creadores y por la Universidad de León. Completa su formación mediante talleres con otros artistas como Chus Domínguez , Rogelio López Cuenca o Daniel Andújar. Trabaja como docente y como realizador audiovisual para distintas empresas e instituciones así como desarrollando iniciativas independientes relacionados con la imagen, la memoria o el mundo rural. Desde el 2012 colabora asiduamente con la Fundación Cerezales Antonino y Cinia como asesor y formador. Entre 2013 y 2014 trabajó en el proyecto Territorio Archivo documentando la memoria del pueblo de Lugán. Ha dirigido el documental ‘Tiempo de Gracia’ 2021.

 

 

 

 

 

GÉNESIS DEL PROYECTO, LA PIEZA ESCÉNICA

La voz y el martillo, es una producción de caja baja para la Fundación Jesús Pereda de CC OO de Castilla y León.

Víctor M. Díez (voz, textos) y Rodrigo Martínez (buzuki, flautas, ambientes sonoros) crean esta pieza antropoética y musical sobre el universo del trabajo en 2021. Un compendio de música, textos y testimonios, en el que se trató de reflejar, con la mayor amplitud posible, todos los ámbitos del mismo: los oficios, las labores, las penurias, los rechazos, las protestas, las negaciones…

La propuesta se cocina en directo. Cristaliza en un puñado de emociones no exentas de materia reflexiva. La estructura de la misma, siempre abierta a la improvisación de los actuantes, va adquiriendo una densidad por capas: de la alienación kafkiana del oficinista a la oscura memoria de los mineros y mineras de nuestra tierra, pasando por las labores de campo y sin olvidar la extrañeza de los nuevos contextos de auto-explotación y la fantasmagoría del teletrabajo en los tiempos del capitalismo neoliberal avanzado.

Músicas tradicionales traídas por la raíces a un cesto contemporáneo, la sonoridad siempre inspiradora de Chicho Sánchez Ferlosio. Textos propios y ajenos, música de ayer y de mañana, todo mezclado en el mortero onírico, en el yunque rítmico de la creatividad.

La voluntad de esta modesta investigación ético-estética, era renovar el interés y las preguntas sobre el mismo. De las tradicionales cuestiones: ¿tú qué quieres ser de mayor? O ¿A qué te dedicas? A otras nuevas, como por ejemplo: ¿Qué haremos los humanos cuándo las máquinas lo hagan todo?  ¿Quién es el explotador en el contexto de auto-explotación de las nuevas formas de trabajo? El desempleo, la ociosidad, la huelga, la alienación, sobrevuelan textos propios y ajenos, voces, músicas nuevas y de siempre.

caja baja

…Es el encuentro entre un músico con trazas de antropólogo y un poeta metido a ‘actor y performer’ musical. caja baja parece un murmullo en el soto que alguien abandonó en medio del tráfico de la ciudad. Compone, este dúo, una extraña pareja que se va pasando un palo que sabe a sebe y suena al serrín del bar de sus agüelos. Cuando lo sostienes, dicen,  te obliga a contar historias: que pueden ser el blues castellano de Antonio Gamoneda, un cuento sanabrés, una pieza tradicional distorsionada, un romance al revés, un poema vudú… En caja baja todas las lobas son pardas.

El tipo de investigación que llevamos a cabo, tiene que ver con la etnografía, la antropología cultural, la improvisación libre, lo poético  evocando, sin contradicción, las tascas y chigres rurales de nuestra adusta tierra leonesa y las bibliotecas, la magia de la transmisión oral y la imaginación de nuevas maneras de contar.

¿caja baja? Es el término usado en imprenta para hacer referencia a las tipografías minúsculas —de ahí la forma de escribir este nombre—, que sirve a estos dos artistas para señalar, en sus propias palabras ‘su amor por los sonidos minúsculos: los insectos zumbando, el bisbiseo de unas paisanas de chácahara al fresco, los grillos, el motorcillo de la nevera, un tamborileo de dedos, ruidos con la boca, cucharillas, pajitas, canicas, granos de arroz cayendo, el rumor de las cursivas, secretos al oído, el afilador, un mirlo’ y otras músicas que acompañan los poemas propios y ajenos que interpretan, desde una letrilla popular hasta un texto de corte vanguardista.

 

 

 

 

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